Primer capítulo

Moreno, alto, ojos marrones pelo largo y barba de unos dos días.

Así era Pedro, un fotógrafo de 28 años que soñaba con triunfar junto a su cámara.

Zaira, 17 años, soñadora y con unas ganas increíbles de aprender a realizar fotos espectaculares.

Día nublado, bosques de Teruel, un paisaje impresionante y una chica arriesgándose por conseguir una buena foto.

-¿¡Pero qué haces ahí loca!?-dijo Pedro asustado.

-Pero no me chilles que me caigo-dijo Zaira mucho más calmada y con una sonrisa en la boca.

Pedro se fijo mejor en ella, era una chica preciosa de unos ojos marrón verdoso y de un pelo castaño con unos destellos rubios reflejados por el sol, además tenía una sonrisa preciosa y unos labios increíbles.

-Baja de ese árbol que te vas a matar.

-Voy sólo espera un momento.

-¿A qué quieres que espere? ¡Baja de ahí!

-shhh calla, no me desconcentres.

De repente un rayo cayó sobre ese cielo iluminando todo ese valle a los pies de esa enorme montaña.

-Perfecto-dijo Zaira después de realizar una foto con su cámara.

-Baja de ahí vamos no te lo repito más.

-No no hace falta que los repitas que ya te estás poniendo pesado.

Zaira bajo entonces Pedro le quito la cámara y se giro.

-¿¡Pero qué haces imbécil!?Devuélveme la cámara.

-Impresionante-dijo Pedro al ver la foto que acababa de hacer Zaida.

Entonces le devolvió la cámara y se presentó.

Le explico que era un fotógrafo y que se iba a marchar a Londres a realizar un reportaje a unos chicos que hace poco se habían hecho famosos.

Zaira empezaba a interesarse por el tema.

-¿Y qué tengo que ver yo en todo esto?

-Bueno pues el reportaje es hacerles fotos de su día a día y como son 5 me gustaría tener a alguien que me ayudase, pero a alguien bueno que controle la fotografía.

-¿En serio? ¿No estás bromeando? ¿Convencerás a mis padres? ¿Quién son esos chicos?

-Tranquila, relájate, claro que va en serio. Y si convenceré a tus padres para que este verano me acompañes a Londres. Esos chicos son...-Pedro le quería dar emoción, estaba seguro de que Zaira explotaría de alegría al enterarse de quien eran.