lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 1

Zaira era una chica demasiado…¿rebelde?, esa es la palabra que utilizaban sus padres, pero Zaira solo era un adolescente de 17 años dolida por todo lo que en su corta vida le había sucedido.

Sus padres no le prestaban demasiada atención, solo se dedicaban a su trabajo y a viajar mientras que ella pasaba la mayoría de su tiempo sola.

Sus notas eran muy buenas, su comportamiento ejemplar pero sus padres no tenían eso en cuenta. Querían que ella cuidase en todo momento de su hermano de 7 años, Israel y se encargase de mantener la casa ordenada. No les importaba que ella tuviese exámenes, hubiese quedado o le apeteciese estar sola.

Zaira se cansó con el paso del tiempo y empezó a comportarse fatal con sus padres, nunca les hacía caso. Ya no les entregaba sus notas, sus padres pensaban que era porque había empeorado, pero nada que ver. Ella solo quería que ellos se preocupasen pero ni siquiera se las pedían.

Cuando tenía 16 años comenzó a escaparse de casa y salir con sus amigas. Le encantaba bailar y estaba intentando aprender a tocar la guitarra, pero en casa nunca podía hacerlo… demasiado ruido para sus padres.

Con 17 era una auténtica “ rebelde”. Zaira se reía cada vez que escuchaba a su madre gritarle esa palabra.
-Eres una rebelde, además sin motivos, esto no va a seguir así.
-Claro mamá , lo que tú digas-decía Zaira sonriendo, esto enfadaba todavía más a su madre.
-Ya verás cuando llegue tu padre, vamos a hablar seriamente contigo.
-Es sábado, voy a salir.
-No, no vas a salir.
Ni su madre se creía lo que acababa de decir, sabía que Zaira se iría, y así fue.
A la mañana siguiente su padre comenzó a llamarla muy temprano.
-Levántate, ¡YA!
-Quieres callarte que son las 10.
-Si hubieses llegado antes no tendrías sueño, he dicho que te levantes.
-Puff… pero ¿cómo eres tan pesado? ¿Qué quieres?
-¿Qué quiero? Dame las llaves que tienes de la casa, no vas a volver a salir sin permiso, además está semana te quedas cuidando a Isra que tu madre y yo nos vamos a Portugal.
-¿Qué? –Zaira comenzó a reírse- Es broma, ¿no?
-He dicho que me des las llaves.
Zaira se las lanzó.
-Ten, quédatelas, no las necesito, pero no pienso cuidar a tu hijo, tengo los finales y no tengo tiempo de estar con él.
-¿Finales?Ah!¿qué estudias?
Sin ningún motivo su padre le destrozó toda la cama quitándole todas las sábanas y le quitó el móvil.
Zaira no dijo nada, sabía que si le reprochaba algo le pegaría.

Esa semana suspendió todos los exámenes, se peleó con todos los profesores, rompió la colección de películas de sus padres, había tenido una idea para escapar de esa vida y esa sería la primera parte.
-Estas ¡LOCA! ¿Cómo se te ocurre hacer todo eso?-le gritaba Carmen, una de sus mejores amigas.
-No estoy loca, pero estoy cansada de todo esto y no quiero seguir así. Es hora de que todo esto cambie.
-Ya pero, ¿Y si no funciona?
-Funcionará, no te preocupes.

Zaira había hablado con un amigo suyo y todo estaba preparado con todo lo que había hecho estaba segura de que sus padres la mandarían a un reformatorio.

Cuando sus padre vieron todo lo sucedido decidieron llamar a asistencia social.
-Te lo dije, eres una imbécil, ¿ahora qué?
-Carmen cállate, aún no sé qué va a pasar.
-Ya te lo digo yo, no te voy a volver a ver, seguro.
-Pero que no me voy a ir de aquí loca.
Londres…hay la mandaron. Asistencia social había creado un programa para educar a niños conflictivos. Les llevarían a casas de personas responsables, con buen sueldo y educación.
-No me entero de nada, estos ingleses hablan muy raro.
-En inglés idiota.
-¿No jodas?

Las dos rieron pero de repente se hizo un silencio.
-Carmen tengo miedo.
-No te preocupes, todo va a salir genial, ¿has hablado con tus padres?
-No sé nada de ellos… me llamó el pequeñín de Isra diciéndome que la familia que se iba a encargar de mi se había echado atrás y no tengo ni idea de quién será mi nueva familia. Me tengo que ir, cuida a mi pequeño, te llamaré en cuanto pueda. Un beso.

Zaira vio a un moreno con unos increíbles ojos marrones y unos labios muy sexys. Despues de mirarlo con muy poco disimulo se dio cuenta de que llevaba un folio en el que ponía su nombre.

¿Ese pedazo de chico iba a ser su familia? La cosa no empezaba nada mal.
-Hola.
-¿Tú eres Zaira?
-Si-dijo ella sonriéndole.
-Vamos.
“Pero que estúpido, ¿ Qué se ha creído? “ Pensó Zaira al ver las palabras y la cara de asco que tenía ese chico.
Subieron a un taxi y llegaron a una comisaría de policía.

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